Prólogo
Salomón escribió: ¿Acaso hay algo de que se pueda decir: «He aquí esto es nuevo»? Ya fue en Los siglos que nos han precedido. (Ec 1:10). Otro libro acerca del matrimonio. ¿Podrá haber algo nuevo en este? ¿No es hora de dejar de escribir libros que disfracen la antigua verdad, modernizándola, y solamente seguir haciendo lo que ya sabemos? Sera la queja de Salomón el epitafio preciso para este análisis sobre el matrimonio? Más de una vez he imaginado al rey de Israel, sabio, pero cansado, caminando lenta y distraídamente por una moderna librería cristiana buscando ayuda para reparar sus muchos fracasos matrimoniales. En mi Imaginación, después de varias horas de hojear numerosos libros con vistosas portadas que prometen "revolucionar su matrimonio, el viejo Salomón se dirige lentamente hacia la puerta con los hombros caídos y suspirando: No tiene objeto escribir muchos libros; y el mucho estudio es fatiga del cuerpo. (Ec. 12:12). Fantasías así me obligan, bajo el amenazante suspiro de Salomón, a explicar por qué he escrito un libro más. En mi trabajo de consejería, con frecuencia me preocupa ver a cónyuges encerrados dentro de patrones de relación que destruyen cualquier esperanza que pueda desarrollar en sus matrimonios una estrecha relación profundamente satisfactoria siempre que me paro frente a una congregación los domingos en la mañana, para predicar y observo muchas parejas bien vestidas que comparten los himnarios y cantan alabanzas al Señor por su regale de vida abundante y eterna, sospecho que muy pocas están experimentando una estrecha y significativa relación. Pero la mayoría de esas personas son cristianos dedicados que afirmarían estar tratando sinceramente de desarrollar su matrimonio de acuerdo con los principios bíblicos. ¿Por qué entonces con tanta frecuencia, se encuentran matrimonios llenos de tensión, amargura, distanciamiento, satisfacciones superficiales, monotonía y romances de corta duración? ¿por qué a veces enfrento un problema dentro de mi propio matrimonio, y después de una sincera oración y una minuciosa autoevaluación sigo sintiéndome inseguro en cuanto a la forma de responderle a mi esposa para que nuestra unidad sea profunda? ¿Existen soluciones reales que desarrollen una estrecha y verdadera intimidad? ¿O debemos resignarnos a recitar públicamente frases en cuanto a la forma como Dios diseño el matrimonio, mientras que en privado nos preguntamos ¿por qué estos principios sagrados en realidad no funcionan? Muchos de nosotros hemos leído docenas de libros sobre relaciones familiares, y escuchado a los "mejores" oradores evangélicos hablar acerca del hogar cristiano. Sin duda hemos sido bendecidos y ricamente ayudados, pero de alguna manera todavía persiste una nube. Algo aún no está del todo bien. ¿Por qué? Creo que parte de las respuestas a estas Inquietantes preguntas está en algunas peligrosas tendencias fundamentales en cuanto a nuestra concepción del matrimonio cristiano. Éstas encierran suficiente verdad como para frazar los errores insidiosos. Gran parte de la comunidad evangélica parece haber aceptado Inconscientemente cuentas ideas que con sutileza minan el efecto de la buena enseñanza bíblica en cuanto a la familia. Cuando aconsejo a parejas confundidas e incapaces de lograr que sus matrimonios funcionen, con frecuencia percibo la Influencia de una o más de las siguientes cuatro ideas erradas. Muchas parejas a quienes he aconsejado se beneficiarían acogiendo la perspectiva bíblica suficientemente amplia como para proveer una idea clara y general de lo que en realidad es el matrimonio, y bastante práctica para ofrecer pautas que implementen el plan de Dios en las relaciones profundas. Ahora permítame repetir las cuatro tendencias inquietantes que encuentro contagian mucho la posición contemporánea en cuanto a la familia: 1. Con frecuencia los problemas familiares son considerados como simples dificultades aisladas, que pueden resolverse con facilidad, sin mucho batallar aplicando paso a paso y cuidadosamente algunas fórmulas. 2. Lo llamativo de muchos títulos de libros es su promesa de realización, lo que perjudica sutilmente la buena voluntad de soportar penas (especialmente el dolor al rechazo por parte de miembros de la familia) por obediencia a Cristo. 3. Unir un matrimonio de tal forma que satisfaga a los participantes y supla sus necesidades relacionales, ha asumido con sutileza mayor prioridad, que hacer sencillamente lo que Dios dice, con la certeza de que la obediencia a su palabra satisface las necesidades personales. 4. La literatura disponible tiende hacia una fragmentada estrategia de armar el rompecabezas matrimonial; la descripción general del plan de Dios se oscurece al enfocarse en varias piezas pequeñas del rompecabezas. Creo que cuando enfrentamos responsabilidades familiares, por lo menos algo de nuestra confusión procede de la influencia de estas cuatro tendencias. Este libro representa un esfuerzo por considerar el matrimonio dentro de un marco que de manera específica se opone a ellas. En mi análisis de la relación matrimonial se reflejan cuatro posiciones: 1. Leer este libro no garantiza un dramático y rápido cambio de vida. El crecimiento cristiano es a menudo un proceso largo y difícil. No ofrezco soluciones sencillas o formulas garantizadas para los muchos problemas creados por vivir en estrecha relación con otro pecador. Sin o de Cristo y la autoridad de las Escrituras proporcionara la motivación y fortaleza necesarias para vivir con responsabilidad. La vida cristiana responsable producirá gradualmente dividendos personales de gozo profundo e inquebrantable esperanza. 2. Sinceramente tratar de vivir según la Biblia es a veces difícil, confuso, o desalentador. La obediencia a Dios posiblemente le expondrá el dolor que podría ser evitado, o por lo menos entorpecido si su prioridad fuera "sentirse bien". Cuando me encuentro ante la alternativa de la obediencia dolorosa o confortable compromiso, llegan a mí mente las palabras de Pedro: … Señor, ¿a quién' iremos? Tú tienes palabras de vida eterna... Juan. 6:68). Las alternativas
son seguir a Dios, o seguir nuestras preferencias. 3. El compromiso de vivir una vida piadosa, de ninguna forma garantiza que su matrimonio funcione. Sencillamente su cónyuge puede negarse a cooperar. Es posible que responda más cálidamente si usted está dispuesto a transigir ciertos principios cristianos. La pregunta cuando se enfrentan dificultades matrimoniales no es, "¿Que mejora en el matrimonio?", sino, según Ia Biblia "¿qué debo hacer? La Palabra de Dios debe tener prioridad sobre lo que creo satisfará mejor mis necesidades. 4. Se debe considerar la Biblia como Ia máxima autoridad a la hora de determinar los principios sobre los cuales hay que actuar cuando se desarrolla un concepto completo acerca del matrimonio. Debemos rechazar interpretaciones culturales que limitan la aplicabilidad de las afirmaciones de Pablo, en cuando al matrimonio, en nuestra situación moderna. Aceptar tal "culturización" de las Escrituras efectivamente sustituye la sabiduría de Dios, por el tendencioso pensamiento humano. Este libro asume tanto la infalibilidad, como la autoridad transcultural de la Biblia. Mientras escribo, mi mente se llena con los rostros de las personas que me han hablado de sus luchas matrimoniales. Mi oración es que este libro hable con claridad, y sea de ayuda a los conyugues que desean construir una profunda relación matrimonial sobre la base bíblica. El taller adjunto está diseñado para ayudarle a entender, y capacitarlo a fin de implementar los principios analizando en este libro. después de leer cada capítulo, y antes de pasar al siguiente dedique tiempo para escribir sus respuestas a las preguntas que aparecen en el taller. Use el mismo, como una oportunidad para reflexionar en cuanto a su matrimonio, y permita que Dios produzca en su relación la unidad total