Prólogo
EL Libro cartas del diablo a su sobrino, escrito por C.C.Lewis, es un pequeño texto maravillosamente creativo que enseña la vida cristiana al imaginar cómo los demonios libran una guerra en contra de la misma. Consiste en una serie de cartas en las que Escrutopo, un demonio mayor, sirve de mentor y entrenado del joven demonio Orugario, enseñándole como hacer tropezar a su “paciente”; es decir, un nuevo cristiano. Al final, los esfuerzos fallan debido a que el “paciente” muere en la guerra y es llevado a la gloria. Me resulta interesante que, en su última carta, cuando reprocha a Orugario por su fracaso, Escrutopo relata el “escape” del paciente con un especial énfasis en lo que el cristiano anónimo vio momentos después de su muerte. Lewis escribe: ¡Sé muy bien lo que sucedió en el instante en que te lo arrebataron! Hubo un repentino aclaramiento en sus ojos (¿No es verdad?) cuando te vio por primera vez, reconociendo la parte que habías tenido de él, y supo que ya no la tenías… al verte a ti también los vio a ellos… (Los ángeles). Son extraños a los ojos mortales, y, sin embargo, no son extraños. Hasta ese mismo momento él no tenía la más mínima idea de que aspecto tendrían, e incluso dudaba de su existencia. Pero al verlos, supo que siempre los había conocido y entendió el papel que cada uno de ellos había desempeñado en muchos momentos de su vida donde supuestamente había estado solo. Así que ahora podría decirles, uno a uno, no “’ ¿quién eres tú?” sino “así que todo el tiempo fuiste tú”… No solo los vio a ellos, también lo vio a Él. Este animal, esa cosa engendrada en una cama, pudo mirarlo a Él. Este animal, esa cosa engendrada en una cama, pudo mirarlo a Él. Lo que para ti es un fuego cegador y sofocante, para él ahora es una luz fresca, es la claridad misma, vestido en la forma de un hombre. Creo que la insistencia de Lewis en que la muerte traerá una repentina claridad a nuestros ojos es completamente ¿No es lo que nos dijo el apóstol Pablo?: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido" (1 Corintios 13:12). Sin embargo, estoy menos seguro, como lo postula Lewis, de que al instante veremos que hemos sido molestados por demonios personales y hemos estado bajo la guardia de ángeles específicos. Pero si estoy convencido de que sabremos con certeza que esos seres existen y que el cielo y el infierno son lugares reales, así como el hecho de que nuestra fe en la existencia de Dios se confirmara por la bendición de verlo cara a cara. La mayoría de nosotros aceptamos el testimonio bíblico de que hay un Dios que gobierna en el cielo y en la tierra (aunque no siempre aceptemos todo lo que las Escrituras dicen de Él. Sin embargo, sentimos menos certeza respecto a otras verdades espirituales como el cielo, el infierno, los ángeles, los demonios y el príncipe de estos, Satanás. Somos como el "paciente" de Orugario, quien, en palabras de Escrutopo, "incluso dudó, de su existencia" hasta la que la muerte trajo plena claridad. ¿Por qué se nos dificulta aceptar estas cosas? Dios no es menos invisible para nosotros, pero creemos en Él y lo adoramos. Es más, aceptamos por completo que seres como los microbios y los gérmenes existen, así no podamos verlos a simple vista. Cuando se trata de lo que creemos me inquieta nuestra selectividad, puesto que el cielo, el infierno, los ángeles y los demonios se enseñan como una realidad en las Escrituras tanto como Dios mismo. Creo que si queremos ser cristianos consistentes, y creemos toda la Biblia en lugar de solo porciones de la misma, debemos reconocer que los sitios y seres sobrenaturales descritos en sus páginas son reales. La cosmovisión cristiana tiene en su núcleo un sobrenaturalismo ineludible, y no debemos permitir que nuestro sistema de creencias se vea afectado por el escepticismo que el mundo tiene frente a estas cosas. Debemos confiar y afirmar que la realidad es mucho más de lo que ven nuestros ojos. Debemos unirnos a Hamlet al decir: "Horacio, hay más cosas en el cielo y en la tierra que las soñadas en tu filosofía". Espero que este breve recorrido por las enseñanzas de la Biblia con respecto al cielo, el infierno, los ángeles y los demonios, esfuercen su fe en las enseñanzas de las Escrituras con respecto a lo sobrenatural. Que podamos pararnos firmes en el cimiento de la palabra inspirada de los profetas y los apóstoles, esperando con anticipación aquel día en el que nuestra visión se aclare. Y como Horatio G. Spafford nos enseñó en su gran himno "Estoy Bien", que podamos cantar: "La fe tornaráse en feliz realidad". R.C.Sproul