Hay una gran diferencia entre ser liberado y vivir libre.
¿Cómo sé qué hacer con mi vida? ¿Cómo puedo escuchar la voz de Dios? Quizás la respuesta sea más fácil de lo que pensamos. Cuando Dios condujo a los israelitas desde Egipto hasta la Tierra Prometida, les dio una nube para que la siguieran. Los guió de una manera íntimamente personal y siempre presente, paso a paso. Los guió sin revelar todo el panorama porque quería que los siguieran por fe.
En Sigue la nube, el pastor John Stickl utiliza esta imagen para preguntar: "¿Qué pasaría si no nos dejáramos llevar por la obligación y, en cambio, dejáramos que la gracia nos guiara? ¿Y si en lugar de centrarnos en nuestra fidelidad hacia Dios, nos centramos en la fidelidad de Dios hacia nosotros?"
A lo largo de la Biblia, las nubes son imágenes de promesa, presencia, protección y potencial profético. La primera vez que se menciona la palabra nube es cuando Dios le da a Noé una señal (Génesis 9:13) como promesa de su bondad. “Jehová descendió en la nube” para estar con su pueblo (Números 11:25). “Extendió una nube por cubierta” (Salmos 105:39) para proteger a su pueblo en el mundo. Y, finalmente, Jesús dijo que las naciones de la tierra “verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:30).
La nube siempre revela el corazón del Padre a sus amados hijos e hijas. Seguimos la nube hacia Él, y Él cabalga sobre la nube hacia nosotros. Seguir la nube es una vida de movimiento reparador.
De modo que aquí está mi pregunta y reto para ti: ¿Qué pasaría si tuvieras el valor de seguir la nube: de escuchar la voz de Dios y responder a su presencia, de moverte cuando Él se mueve y detenerte cuando Él se detiene? Tal vez no lo entiendas por completo y no siempre tenga sentido, pero puedes confiar en que Él siempre te está guiando hacia tu tierra prometida.
En este momento, la nube de la presencia de Dios se está moviendo en tu vida. Tal vez Dios te esté invitando a seguirlo hacia una nueva carrera o una nueva relación. Tal vez te esté invitando a perdonar, a contar tu historia o a abandonar una adicción.
Cualquiera que sea tu próximo paso, Dios te está guiando para que puedas descubrir quién eres, quién es Él y para qué fuiste creado. Te está invitando a una vida de libertad. Te está invitando a casa, un paso a la vez.