Francis Frangipane nos dice que el llamado de Dios es un llamado a la guerra. Mientras estamos parados en la cúspide de un despertar espiritual trascendental en nuestra tierra, el Espíritu Santo está preparado para impartir una unción fresca al pueblo de Dios, una unción que activará la «estrategia de guerra» en nuestros corazones. Este no es un tiempo de paz o rendición. ¡No, es el día de luchar!.