Prólogo
Este libro narra una larga travesía y muchos han jugado un papel importante a la hora de escribirlo. Le doy gracias especialmente a mi esposa, Sara, por su sabiduría. Ella es mi mejor amiga, mi más devota fuente de ánimo y mi crítico más confiable. Ella, con tan solo una sonrisa, da el equilibrio necesario a un ministerio profundamente satisfactorio pero también emocionalmente desgastante. A mis hijos, Ethan y Jacob, quienes dicen: "Papi, realmente te extrañamos cuando no estas con nosotros", y quienes me recuerdan cuando vuelvo a casa, que los papas son para jugar, contar historias, dar besos y abrazar. No podría haberse escrito sin la tenaz devoción de Ángela Little, la mejor co-escritora que alguien podría tener. Desde el momento en que nos conocimos hubo una comprensión instantánea y su entusiasmo para este proyecto ha sido inquebrantable y contagioso. Gracias por aceptar este proyecto y cuidarlo a lo largo de su desarrollo. Gracias por entender el tipo de persona que yo era y el tipo de persona en la que me he convertido. Al esposo de Ángela, Phil, gracias por todo su apoyo y ánimo. Y al hijo de ellos, Samuel, quien generosamente sacrifica mucho del tiempo que pasaba con su mama. Me siento agradecido con los muchos amigos y familias que han apoyado a Ángela durante el desarrollo de este proyecto; particularmente con Gordon y Dorothy Little, Tony y Linda Smith, y Chris y Linda McIntire por todo su apoyo y motivación. Gracias a Malcolm Down y al equipo de Authentic Publishing por su entusiasmo, aliento y fe en este proyecto. Gracias a mi junta directiva, la cual ha seguido proveyendo guía y dirección para mi ministerio: Rob Land, Martin Eady, Sara Anthony, David Coleman, Dvid Duell, Patrick Russell-Mott, Tina May, Jane Chistian y Luke Dobson. A mis mentores: George Verwer, Steven Hembery, Gwyn Jordan, David Chadwick y Paul Wilcox, cuyo consejo y sabiduría han guiado y enriquecido mi vida y mi trabajo. Y por último, a usted, querido lector. Gracias por tomar el tiempo para leer mi historia
Tony Anthony.