Habíamos partido temprano de Seattle y luego de luchar con demoras en las combinaciones de vuelos en Denver, finalmente nuestro avión llegó al aeropuerto de Dallas. Era bien pasada la media noche y a la mañana siguiente debíamos dar varias charlas luego de una entrevista en televisión. Cuando ingresamos al hotel estábamos exhaustos, una vez allí, mientras estacionaban el auto que habíamos alquilado, el botonos se ocupó de nuestro equipaje y nos condujo hasta la recepción.