"Eres lo que comes" es un buen refrán antiguo. Comer zanahorias no convertirá a nadie en zanahoria, pero es imposible ser físicamente saludable sin una dieta saludable. La salud espiritual del cristiano también depende de una dieta espiritual saludable. Le resulta imposible al cristiano mantenerse saludable espiritualmente mientras se alimente de las golosinas del mundo. Si deseas evitar la enfermedad espiritual, tú tienes que alimentar tu mente cada día con las cosas de Dios.
Por esa razón, me complace presentar este segundo volumen de Junto a Aguas de Reposo con sus 366 meditaciones diarias selectas. Confío que este libro le ayudará a mantener la costumbre sana de entrar diariamente en la presencia de Dios y de alimentar tu alma en Él. ¡Que las sobras del mundo parezcan insípidas y sin sabor al lado de las exquisiteces de la palabra de Dios!