El libro de Isaías se destaca por su excepcional estilo, por su fuerza poética y por ofrecernos una muestra de la esperanza del evangelio. Nos habla de como Dios mismo les proporciona a los "redimidos" o "rescatados" una vía para alcanzar la santidad y utiliza imágenes que nos hacen recordar en éxodo de Egipto y prefiguran lo que Cristo hizo posible en la cruz.
La manera en que Isaías representa el juicio le ofrece al lector un gozo tangible: la destrucción conlleva una construcción, lo nuevo remplaza a lo viejo. En esta obra maestra de Isaías, los acontecimientos, a nivel nacional y mundial, revelan la mano de Dios. Y las buenas nuevas que anuncia constituyen la expectativa del mundo.
El autor invita a sus lectores a penetrar en la poderosa visión de la gloria de Dios y así comprender la maravilla que significa tener acceso a él. Para el autor escribir este libro fue como realizar un vuelo inolvidable: "He alcanzado los cielos y contemplado la gloria de Dios, y con nuevos ojos he visto este mundo y mi lugar en él".