¿Estás por encima del promedio? ¿Es tu hijo un estudiante destacado o un
estudiante promedio? ¿Es tu empleado una persona introvertida o extrovertida?
Todos los días se nos mide con la vara de los promedios; se nos juzga por lo mucho que nos
parezcamos o lo lejos que nos desviemos de ella. La suposición de que la métrica que nos
compara con un promedio -como las etapas de desarrollo, la nota media académica, los test
de personalidad, los resultados de exámenes estandarizados y los índices de evaluación del
rendimiento- revela algo significativo de nuestro potencial está tan arraigada en nuestra
conciencia que rara vez la cuestionamos. Esta suposición, dice Todd Rose, en realidad
-y científicamente- es errónea.
En Se acabó el promedio, Rose demuestra que nadie es promedio. Pero aunque sabemos que los
seres humanos aprendemos y nos desarrollamos de maneras distintas, estos patrones exclusivos
de conducta se pierden en nuestras escuelas y empresas, que han sido diseñadas alrededor de es
mítica «persona promedio». Durante más de un siglo, este modelo ha pasado por alto nuestra
individualidad y ha sido incapaz de reconocer el talento. Ha llegado la hora de cambiar esa
situación.
Combinando la ciencia y la historia con sus propias experiencias, Rose retrata vívidamente
la fabulosa historia de cómo llegamos a aceptar la idea científicamente equivocada de que se
pueden usar los promedios para entender a las personas, y ofrece una poderosa alternativa: los tres
principios de la individualidad.
El principio de la irregularidad (el talento nunca es unidimensional), el principio del contexto (los
rasgos son un mito) y el principio de las sendas (todos andamos por el camino menos transitado)
nos ayudan a comprender nuestra verdadera exclusividad, y la de los demás, y cómo aprovechar al
máximo nuestra individualidad para sacarle el mayor provecho a la vida.