Prólogo
Los escritores del Nuevo Testamento usaron muchos nombres, símbolos, y analogías para mostrar a Jesucristo. Por ejemplo: Rey de los judíos, Siervo sufriente, Hijo del hombre, el Verbo eterno hecho carne, buen Pastor, la Vid verdadera, agua viva, nuestro todo en todo, nuestra justicia, Cabeza y sustentador del cuerpo, piedra angular, Sumo Sacerdote, Cordero, Rey de reyes, Señor de señores. Estas descripciones representan muchas designaciones, pero mientras estuvo en esta tierra, Jesús solo tuvo una misión: acercar a los pecadores a Dios Padre mediante el pago de su sangre preciosa. Para describir esta extraordinaria obra divina, el Nuevo Testamento también tiene muchas palabras: nuevo nacimiento, redención, justificación, salvación, adopción, sustitución, justicia, libertad. Como si fueran muchos instrumentos, estas palabras se combinan en una hermosa sinfonía que resulta en un hermoso tema: Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. En el volumen cuatro de La Obra Maestra de Dios el Prometido del Antiguo Testamento se hace presente en el Nuevo. El esperado Mesías llega a este mundo y el Cordero sin mancha, emerge como Señor soberano. Espero que todas las palabras que usted lea sobre Él y de Él en estas páginas Sean la mejor música para su preciosa alma. Charles R. Swindoll