Prólogo
En un evento realizado en octubre de 1997 respondí al llamado que se hizo a varios pastores para pasar al frente con el objetivo de orar por nosotros. El joven que oró por mí me dijo: "Eres un pequeño bebé y Dios es tu Padre". Aunque en ese instante no presencié un espectáculo de juegos pirotécnicos y tampoco sentí nada especialmente particular, ese fue el inicio de mi búsqueda por conocer a Dios de una manera más íntima como el Padre celestial.