Prólogo
Como en toda boda, mi corazón se enterneció con el compromiso y el amor de los novios. Pero debo confesar que después de que se cantaron las canciones de boda, se pronunciaron los votos, se comió la torta de cuatro niveles, y se arrojó a la pajera una lluvia de pétalos de rosas antes de que escaparan en su limosina alquilada, pasó por mi mente la pregunta: “¿Sera que de verdad sabrán en que se están metiendo?” En realidad, la mayoría de nosotros no sabe en qué se está metiendo, pues de lo contrario no diríamos: “¡Si acepto!”. Aunque el matrimonio puede brindar satisfacciones, también es trabajo- a veces más trabajo del que hubiera imaginado cuando dos personas deciden volverse “una” en realidad se forma una nueva entidad. Su unión es algo que puede satisfacerlos profundamente a ambos, y también servir a los propósitos de Dios. Sin embargo, como son personas imperfectas en un mundo caído, esta nueva entidad enfrentará retos increíbles, tanto adentro como afuera de la relación. Como la pareja tiene que manejar las debilidades y diferencias de cada uno, su naturaleza pecadora luchará contra su unión. El egoísmo, las heridas de la infancia o los resentimientos, pueden oponerse a sus mejores esfuerzos de volverse uno. Desde afuera, una pareja puede ser asaltada por situaciones que generan tensión en cualquier matrimonio-enfermedad crónica y grave, la pérdida de un hijo, las crisis económicas, las agendas sobrecargadas las presiones de la profesión. Además, están rodeados por una sociedad que considera irrelevante el matrimonio, y asegura que "Si no funciona, o no nos hace felices, está bien darnos por vencidos". Las presiones culturales que buscan engañar a la pareja, para separarse o para perseguir lo material en ves de los valores espirituales, pueden llevarlos a tomar camino diferente, a pesar de sus mejores intenciones. También hay ataques espirituales en contra de la unión. El enemigo no solo viene a matar, robar y destruir nuestras vidas individuales, sino también nuestros matrimonios y familias. Para resistir su ataque, necesitamos las municiones espirituales de la oración... vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas (2 Corintios 10:3-4). La realidad es que la mitad de los matrimonios actuales sí terminan separándose, en la misma proporción para cristianos e inconversos. Los estudios muestran que el solo hecho de asistir a la iglesia no garantiza un matrimonio feliz, ni una relación a prueba del divorcio. Sin embargo, las parejas que oran juntas con regularidad gozan de los matrimonios más satisfactorios- ¡y su taza de divorcio es inferior al uno por ciento! Todos enfrentamos obstáculos y retos en el matrimonio, Pero la buena noticia es que Dios está a favor nuestro. Como Él quiere que nuestro matrimonio tenga éxito, que nos satisfaga y que refleje su gloria ante el mundo que nos rodea, nos ofrece recursos increíbles de gracia, poder y cantidades ilimitadas de perdón, para que podamos vivir realmente en paz y armonía, en lugar de hacerlo con enojo y resentimiento. Dios tiene un depósito inagotable de amor, sabiduría y provisión para cada día de nuestra vida- ¡y hasta nuevas misericordias cada mañana! Para tener acceso a todos estos recursos, la clave es la oración, que es la manera de mantener encendida la vela de la unión, por decirlo de otro modo. Es la manera de invitar a Dios a tu vida diaria, y seguir con Él y tu pareja el dialogo que comenzó en esta época maravillosa del "primer amor", que culmino en el altar. Es como la gran planta eléctrica que dibujo uno de los niños en nuestra clase de oración para mostrarnos lo que había preparado acerca de la misma. "Esta es Dios", dijo Grant. "Él tiene todo este poder para nosotros". Luego dibujo una larga diagonal desde la planta eléctrica hasta unas figuras sencillas que representaban una familia. ‘'Como ellos son dos que necesitan ayuda, el poder fluye por el cable cuando oramos". ¡Qué tal lo que sale de los labios infantiles! Así es exactamente cómo funciona. ¡La oración lleva el poder de Dios a tu casa! Sea cual fuere tu edad o la etapa en que te encuentres en la vida, orar juntos en pareja es un secreto poderosos y poco conocido para una felicidad de por vida en el matrimonio. En cada uno de los 31 capítulos, encontraras una historia verdadera, un pasaje de las Escrituras, citas que motivan, y un ejercicio de oración diseñado para guiarte en un dialogo significante con tu conyugue y con Dios. Tal vez quieran leerse las historias en voz alta el uno al otro, para un tiempo devocional. O quizás prefieran compartirlas con una taza de café en la mañana, o antes de apagar las luces en la noche, o cuando viajan juntos. Luego intenten el ejercicio de oración que acompañada a cada historia, y esperen a que Dios trabaje en sus vidas. También he esparcido algunas oraciones por el libro. Léelas para inspiración, o utilízalas mientras buscas al Señor para orar con tu pareja. Algunas de las historias te darán ideas sobre cómo puedes orar por tu cónyuge, cuando tu agenda este ocupada y agitada. Otras te podrán ayudar a dirigir la atención a problemas típicos de la oración que experimentan las parejas como sentirse incomodo al hacerlo en voz alta, o el tener estilos diferentes de orar. Tanto si eres o no, muy comunicativo un experto en la oración o un nuevo creyente, este libro refrescara tu vida espiritual en pareja O la hará renacer, si fuera necesario. ¿Pero qué ocurre si compraste este libro y tu pareja es renuente a orar debido a que está más interesada en su proyecto de manualidades o atraído por su partido de futbol en la televisión, que en tiempo de oración? En vez de acercarte a tu pareja con una actitud de: "Tu no oras conmigo lo suficiente, holgazán espiritual, así que voy a encargarme de hacerlo yo", recuerda que es un espíritu manso, amoroso y calmado el que la ganara. Mensajes como: "Quiero compartir", son, por lo general, más efectivos que regañar; "cantaletear", o dar órdenes. Por ejemplo: "Mira, cariño. Esta historia tuvo tanto sentido para mí (o me inspiro tanto)...que quiero compartirla contigo". Una frase por el estilo puede abrir la puerta a la lectura en pareja de una de las devociones. "Cariño, necesito orar contigo acerca de algo que me tiene preocupado". O tal vez, una nota en su almohada que diga: "Me encantaría que oráramos juntos por los niños una vez a la semana. Te invito a desayunar afuera el sábado, para que lo intentemos". Cuando la mayoría de los cónyuges comprende las necesidades de su pareja, responde bien. Si estas casado con alguien que, a pesar de tus mejores esfuerzos, evita orar contigo o no tiene interés en asuntos espirituales, déjame animarte a seguir orando por tu cónyuge. Debes saber que cuando te sientes solo, como encerrado en un armario de oración, el cielo te ve, y el Dios del universo te escucha. Por lo tanto, ¡no estás solo! De hecho, la realidad espiritual es que cuando oras con o sin tu pareja te unes con Jesús en intercesión. Él está sentado a la diestra del Padre intercediendo a tu favor (ver hebreos 7:25), ¡y es un excelente compañero de oración! Nuestro Compañero Divino de oración no quiere que desistamos de orar por el cónyuge renuente, nos anima a ser como la viuda persistente, quien en su determinación de recibir justicia por parte del juez injusto, seguía tocando a su puerta, buscando y clamando. Y Cristo nos asegura que Él, quien ve lo que hacernos en secreto, nos recompensará en público (ver Mateo 6:6) si ¡oramos hasta que suceda algo! Tengo la seguridad de que al leer los siguientes capítulos los descubrirás -como Holmes y yo- que al hacer tus primeros intentos titubeantes y dar pasitos de bebe, Dios empieza a trabajar. Cuando lo invitas a entrar en tu vida y en tu matrimonio por la oración, Él se muestra increíblemente fiel. Trabajará en tus labores, en la vida de tus niños, en tus finanzas y en tus situaciones difíciles. Pero primero, y sobre todo, Dios trabajará en ti. La forma que tome tu oración como pareja, no es importante. Por eso te hemos mostrado varias maneras de hacerlo. Lo importante es que encuentres una manera que te ayude a estar abierto a la gran provisión de gracia que Dios tiene Para ti cuando oran juntos. Así que al leer las histories, recuerda que no es solamente la bendición de la oración respondida lo que importa. Manténte pendiente también por lo que la oración hace dentro del alma de tu matrimonio, construyendo y fortaleciendo los lazos de tu relación mientras Dios lleva allí su vida y presencia. Una de las cosas más vitales que hace la oración es cambiar nuestro corazón y empujarnos hacia el Señor. Y al movernos cada uno hacia Dios en oración, nos acercamos el uno al otro, y la vela de unión sigue encendida. La bendición que Dios tocará a tu familia por generaciones, y se cumplirán sus propósitos eternos. Eso es lo que pasa cuando las parejas oran.