Prólogo
Creo que en la vida cristiana, la palabra que más resuena desde el cielo a la tierra es "DESAFíO". Conocí a Jesucristo como mi salvador personal a los 16 años, y desde allí hasta hoy no dejé de aceptar desafíos constantes que motivaron mi vida a mejorar como persona, como emprendedor, como hijo, como amigo, como creyente, como discípulo, como maestro, como novio, y más tarde como esposo y padre. La palabra "DESAFíO" está ligada al llamado de Dios y forma parte vital del crecimiento espiritual de todo creyente.
Si eres capaz de aceptar, súmate al desafío de Dios; este libro es el indicado. Al momento de escribir este libro llevo 21 años de creyente en Cristo Jesús. Lo recuerdo como si fuera ayer. Por varias razones mi corazón estaba endurecido. Cuando vives en pecado, creas argumentos que siempre utilizarás para intentar explicar tu falta de compromiso y entrega a Dios. Pero el tiempo pasaba y el vacío que había en mi Corazón me hacía sentir frustración y me mostraba mi necesidad real de Dios. Dudaba de su existencia, pero en el fondo de mi corazón una pequeña semilla de fe puesta por el Señor quería salir a la superficie, y así ocurrió. Cuando comprendí que mi vida no tenía sentido sin Dios y que la salida a mi desesperación era entregarme por completo a Jesús, cerré mis ojos y le pedí a Dios misericordia y perdón. Ese día sábado fue inolvidable porque había nacido de nuevo, y una nueva vida estaba planeada por Dios para mí.